CANCIONES RECONOCIDAS

Gracias a la vida.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano;
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.


Run Run se fue pal norte.



En un carro de olvido,
antes de aclarar,
de una estación del tiempo,
decidido a rodar
Run Run se fue pa'l Norte,
no sé cuándo vendrá.
Vendrá para el cumpleaños
de nuestra soledad.

A los tres días, carta
con letra de coral,
me dice que su viaje
se alarga más y más,
se va de Antofagasta
sin dar una señal,
y cuenta una aventura
que paso a deletrear
ay ay ay de mí.

Al medio de un gentío
que tuvo que afrontar,
un trasbordo por culpa
del último huracán,
en un puerto quebrado
cerca de Vallenar,
con una cruz al hombro
Run Run debió cruzar.

Run Run siguió su viaje
llegó al Tamarugal.
Sentado en una piedra
se puso a divagar,
que si esto que lo otro,
que nunca que además,
que la vida es mentira
que la muerte es verdad
ay ay ay de mí.

La cosa es que una alforja
se puso a trajinar,
sacó papel y tinta,
un recuerdo quizás,
sin pena ni alegría,
sin gloria ni piedad,
sin rabia ni amargura,
sin hiel ni libertad,
vacía como el hueco
del mundo terrenal
Run Run mandó su carta
por mandarla no más.
Run Run se fue pa'l Norte
yo me quedé en el Sur,
al medio hay un abismo
sin música ni luz
ay ay ay de mí.

El calendario afloja
por las ruedas del tren
los números del año
sobre el filo del riel.
Más vueltas dan los fierros,
más nubes en el mes,
más largos son los rieles,
más agrio es el después.

Run-Run se fue pa'l Norte
qué le vamos a hacer,
así es la vida entonces,
espinas de Israel,
amor crucificado,
corona del desdén,
los clavos del martirio,
el vinagre y la hiel
ay ay ay de mí.




Casamiento de negros.


Se a formado un casamiento
todo cubierto de negro
negro novios y padrinos
negros cuñados y suegros
el cura q los caso era de los mismos negros.

Cuando empesaron la fiesta
pusieron un mantel negro
luego llegaron al postre
se sirvieron higos secos
y se fueron a acostar de bajo de un cielo negro.

Y hay estan las dos cabezas
de la negra con el negro
y a manecieron con frio
tuvieron q prender fuego
carbón trajo la negrita carbon q tambien es negro.

Algo le duele a la negra
vino el medico del pueblo
receto emplasto de barro
pero del barro mas negro
que le dieran a la negra zumo de maqui del cerro.

Ya se murio la negrita
que pena pal pobre negro
la puso dentro de un cajon
cajón pintado de negro
no prendieron ni una vela hay q veloreo tan negro.